VIETNAM


Hanoi, Vietnam.

Ciudad de motocicletas y motociclistas.
Ciudad de putas y de frituras.
Lugar de las excentricidades más descomunales.

Punto de partida fundamental a la hora de analizar donde y como nace la locura del hombre. Allí donde la convivencia es caótica, donde el respeto se reduce de la ecuación de quién logra gritar más fuerte, donde las reglas del juego se rigen a partir del sonido de las bocinas, armas letales, herramientas de combate.

El tránsito posee sus propios códigos. La única manera de sobrevivir es dejar el temor atrás y seguir las leyes del general de la gente. La prudencia debe ser dejada de lado, aquí hay que anteponerse al otro y realizar maniobras determinadas y de tipo kamikaze.

El caos reina, pero no amedrenta.





Miles de caminos y direcciones invaden el libre albedrío característico de la humaidad.
Posibilidades infinitas, señales seductoras y caminos ilimitados.
De diferentes maneras, con diferentes reglas de juego, en diversas culturas y hasta en las naciones más contradictorias:
El fenómeno de la Velocidad, el sentirse empujado por las agujas del reloj y el sentimiento frenético de no llegar al lugar indicado en el momento indicado...
Es un fantasma que acecha al hombre, es el demonio al que más le teme la humanidad en conjunto.












Hanoi, Vietnam.
Ciudad de motocicletas y motociclistas. 
Ciudad de putas y de perros.




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