CAMPOS DE ARROZ








MUANG NGOI
(Laos)

Una precaria embarcación ofrece llevarnos desde Niong Khiaw hasta Muang Ngoi. Cinco horas sentados en un rústico asiento de madera.
Al ser increíblemente estrecha, como todas las embarcaciones del lugar, queda rotundamente prohibido pararse, moverse y mucho menos caminar. Un mínimo movimiento brusco puede desembocar en una tragedia total.
El río nos sorprende con fuertes corrientes de agua. Lo suficientemente violentas como para que las olas golpeen y desestabilicen la barca. Lo suficientemente enérgicas como para empaparnos. Llegamos. Exhaustos pero a salvo.

Necesito moverme, estirar los pies, caminar, explorar este pueblo remoto. En busca de alejarme de todo vestigio de turismo, comienzo a caminar. Pasamos horas caminando sin entender mucho el significado de la tierra que pisamos. Luego de horas de explorar aquella tierra lejana se acercan tres muchachitas oriundas del lugar. Sin intercambiar palabras creamos un vínculo con la mirada. Nos regalan flores, nos regalan sus sonrisas ¿quién dijo que sin el habla uno es incapaz de entablar un diálogo?

Nos invitan a caminar. Nos llevan a sus lugares secretos, a su mundo de juegos de inocencia y de cotidianeidad. Mientras que ellas se divierten con nuestras ropas, lenguaje y caras, nosotros descubrimos un mundo increíble y nuevo. Una realidad lejana: los campos de arroz y sus eternos trabajadores.









El cultivo del arroz comenzó hace casi 10.000 años en India




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