Una experiencia ...
"Fue un viaje hacia lo más profundo de su ser. Fue una mirada introspectiva hacia su alma. Aquel pozo ciego que hacía años atrás había sido olvidado y descuidado, volvió a ver la luz del día. Los vestigios de polvo y cenizas que quedaban en su corazón volaron por el aire gracias a las ráfagas de vida que ella permitió entrar; los restos se esfumaron y desaparecieron. Se abrieron ventanas cerradas, se desbloquearon puertas milenarias, se destrabaron candados cerrados hacía ya muchos años, tantos años que ella ya no recordaba la razón ni la existencia de los mismos.
Su rostro y cuerpo dejaron de conformarse con la oscuridad. No toleraron más el vacío. La vida grisácea dejó de tener sentido y sintió el deseo de volver a abrir las puertas de su alma.
Sus ojos, tan engañados y abatidos se animaron a sentir los rayos del sol otra vez. Se habían olvidado el sentimiento del calor que los abraza durante las mañanas, se habían olvidado la perfección de todas las Formas, se habían olvidado la variedad de colores que existen. Sus ojos volvieron a mirar. Lograron percibir en ese momento una nueva realidad. Sus ojos saborearon la existencia y lujuriosamente se adueñaron de cada imagen. Como cauces de un río que conducen el agua hacia su destino, sus ojos se convirtieron en los capitanes de un barco a punto de naufragar. Se transformaron en la imponente puerta de entrada de algún milenario templo sagrado. Se convirtieron en puertas y ventanas y vida y salvación. Aprendieron a reírse como un niño inocente, y de ese modo se liberaron de ataduras del pasado. Aprendieron a llorar y a emocionarse de una manera sagrada, abrazando cada gota derramada y saboreándola con intención. Aprendieron a no dudar, a actuar y reaccionar cuando fuese necesario, aprendieron a no temerle a lo desconocido. Abandonaron los miedos al costado del camino y, se enfrentaron cara a cara con sus peores debilidades y fracasos y, de ésta manera, superaron heridas y rompieron prejuicios.
Su nariz volvió a saborear la deliciosa brisa, el fresco aroma que ofrece la existencia. Las esencias que la naturaleza dispone cada día llegaron a la nariz a partir de la composición de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego; cada perfume, con sus características y sabores. Cada día volvió a ser único e irrepetible. Las fragancias, compuestas a partir de lo que las nubes señalan desde las alturas, a partir de la danza que los mares se disponen a revelar, a partir de los frutos e hijas de árboles y plantas de las más diversas especies. Una sincronización perfecta de estos elementos dio origen al más agradable sabor jamás percibido. Su ser recordó la ceremonia del acto de respirar, como un ritual de vida.
Sus oídos dejaron de lado su adicción hacia el bullicio, el drama y el poder. Cansados de la información diaria, se animaron a experimentar el silencio. Sin miedo a escuchar en lo más interno del ser, lograron experimentar el más extraordinario de los descubrimientos: componer su propia música. Las melodías fueron creadas por ellos mismos. Las sutilezas de la existencia, perfectamente ensambladas. Los brazos y manos de los árboles, las hojas de las plantas, la tierra y su deslizamiento, las aves y sus danzas, las aguas y su paz, los pastizales y su orquesta, los peces y su andar. Todo conformando el más perfecto sonido, imposible de ser creado por las manos del hombre, imposible de ser reproducido, imposible de manipularse".
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